Thorne, HCl de betaína y pepsina, 225 cápsulas

• Sin gluten.
• Suplemento alimentario.
• Refuerzo gastrointestinal.

El clorhidrato de betaína y la pepsina promueven la acidez estomacal, la digestión de proteínas y la actividad enzimática óptimas.

La indigestión puede ser causada por muchos factores, entre ellos, las cantidades inadecuadas de ácido clorhídrico (HCl) en el estómago. La secreción de HCl en el estómago tiene varios efectos positivos. Ayuda a la digestión de proteínas activando el pepsinógeno y convirtiéndolo en pepsina, vuelve el estómago estéril contra los patógenos ingeridos, inhibe el sobrecrecimiento indeseable en el intestino delgado y estimula el flujo de enzimas biliares y pancreáticas. El ácido clorhídrico también facilita la absorción de varios nutrientes, como el folato, la vitamina B12, el ácido ascórbico, el beta-caroteno, el hierro y algunas formas del calcio, el magnesio y el zinc. Numerosos estudios han demostrado que la secreción de ácido clorhídrico en el estómago comienza a disminuir con el avance de la edad. El uso excesivo de antiácidos o de bloqueadores de ácido también puede conducir a niveles bajos de ácido clorhídrico en el estómago, lo que puede provocar una digestión de proteínas deficiente. El Clorhidrato de betaína con pepsina de Thorne es de origen porcino.

La indigestión afecta a millones de personas todos los días. A algunas personas les ocurre al comer alimentos grasos. A otras, los carbohidratos simples (como el pan y las pastas) les pueden causar gases y distensión abdominal. También hay quienes pueden pasar un mal rato cuando comen alimentos picantes. Aunque lo que comemos influye en gran medida en la frecuencia y la gravedad de la indigestión, esta incomodidad también podría estar relacionada con un problema subyacente: bajo contenido de ácido clorhídrico (HCl) en el estómago.

Situaciones como las enfermedades, la extirpación de la vesícula biliar, el uso excesivo de antiácidos y el envejecimiento normal pueden contribuir a la secreción insuficiente de ácido estomacal, lo que puede afectar de manera adversa la actividad de las enzimas digestivas y ocasionar indigestión, gases, distensión abdominal y otras formas de malestar gastrointestinal. La mala digestión también puede provocar problemas digestivos y una absorción deficiente de nutrientes, lo que produce deficiencias vitamínicas (en particular, de vitaminas liposolubles como las vitaminas A, D, E y K). Pueden desarrollarse alergias alimentarias cuando las proteínas inadecuadamente digeridas se absorben a través de un intestino permeable. Como las proteínas grandes se absorben intactas, el cuerpo podría reconocerlas como extrañas y crear anticuerpos contra ellas, lo que provocaría una respuesta alérgica a los alimentos. Para garantizar una digestión óptima, una persona debe asegurarse de tener un contenido adecuado de HCl en el estómago.