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Por Dr. Eric Madrid, doctor en medicina
Todas las semanas vienen pacientes a mi consultorio con inquietudes por pérdida excesiva del cabello. En promedio, una cabeza de cabello humano contiene 100 000 folículos capilares. Cuando somos jóvenes, nuestro cabello conserva naturalmente su pigmento y su volumen. Sin embargo, a medida que envejecemos, se pierde el pigmento, los folículos capilares se vuelven grises tarde o temprano, y también perdemos volumen. Muchas personas tienen el objetivo de conservar todo su cabello, pero lamentablemente no siempre es posible debido a diversas situaciones de vida, factores de estrés, desequilibrios y problemas médicos.
El cabello pasa por tres etapas de crecimiento:
En un momento determinado el 90 por ciento de los folículos capilares se encuentran en la etapa de crecimiento, o anágena. Esta etapa generalmente dura de tres a cinco años. La etapa catágena es una breve etapa de transición que dura aproximadamente 10 días y da paso a la etapa telógena. La etapa telógena se considera la etapa de "descanso", y es cuando se nos cae el cabello naturalmente. Si se produce una interrupción en un momento temprano de la etapa anágena, el cabello entra rápidamente en la etapa telógena, lo que causa una pérdida del cabello más rápida o prematura.
El efluvio telógeno (ET) es la causa más frecuente de la pérdida del cabello, que se produce en momentos inesperados. Por ejemplo, he visto casos en mujeres que acababan de dar a luz. En otros casos, lo he visto en pacientes con un diagnóstico de una afección crónica, o en ocasiones cuando una persona ha atravesado a algún otro evento de vida estresante. Las personas que se están sometiendo a tratamiento para el cáncer también pierden el cabello con frecuencia, dado que los folículos capilares se ven afectados más fácilmente durante la etapa anágena.
Los problemas hormonales pueden producirse por diversos motivos. Las personas con una dieta deficiente y sobrepeso corren riesgo de desarrollar un desequilibrio hormonal como los que se muestran a continuación, lo que puede tener como resultado pérdida del cabello prematura.
Una causa frecuente de enfermedad de la tiroides es una deficiencia de yodo o una enfermedad autoinmune denominada tiroiditis de Hashimoto. Ambos factores pueden incrementar el riesgo de pérdida de peso.
La insulina es la hormona que se libera cuando consumimos azúcar o carbohidratos simples (que al descomponerse se convierten en azúcar). Una persona con una dieta alta en azúcar y carbohidratos generalmente tiene niveles de insulina más elevados que lo normal. Esto no solo puede causar obesidad, sino que también puede ocasionar resistencia a la insulina, una afección que incrementa el riesgo de pérdida del cabello. Mejorar su dieta y lograr un peso óptimo puede ayudarle a evitar estas anormalidades.
A medida que los hombres envejecen, los niveles de testosterona disminuyen. El exceso de peso, la diabetes y el uso de medicamentos para las afecciones crónicas pueden contribuir a los niveles bajos de testosterona. Esto puede ocasionar pérdida prematura del cabello. Las mujeres también pueden tener testosterona elevada, especialmente si sus niveles de insulina son elevados (debido a un exceso de azúcar). Con frecuencia esto ocasiona pérdida del cabello.
El riesgo de pérdida prematura del cabello aumenta debido al desequilibrio de estrógeno. Las mujeres que padecen sobrepeso u obesidad corren más riesgo, dado que los tejidos grasos secretan estrógeno adicional, lo que puede afectar el ciclo femenino y el equilibrio hormonal general.
Los problemas digestivos son frecuentes en las personas con pérdida prematura del cabello. Las personas con fuga intestinal con frecuencia tienen una absorción reducida de vitaminas y minerales importantes. Algunos síntomas frecuentes de la fuga intestinal incluyen hinchazón y anormalidades intestinales, como la diarrea frecuente.
Con frecuencia la hinchazón es un síntoma de intolerancia a un alimento. Siempre les digo a mis pacientes: "los humanos no producen gas". Sin embargo, las bacterias que están en nuestros intestinos, cuando se alimentan de determinadas comidas, forman gas. Los alimentos que producen intolerancia con mayor frecuencia son los productos de trigo (como el gluten), los lácteos (lactosa, caseína), el maíz (jarabe de maíz, maltodextrina), la soja y ciertas verduras crucíferas (brócoli, coliflor, repollitos de Bruselas). Además de evitar los alimentos desencadenantes, optimizar la salud intestinal con enzimas digestivas y probióticos puede resultar útil.
La diarrea crónica también puede deberse a alimentos desencadenantes frecuentes, lo que puede ocasionar un desequilibrio dentro de los intestinos. Reparar la fuga intestinal ayuda a mejorar la absorción de nutrientes importantes. En este caso también pueden ser útiles las enzimas digestivas y los probióticos.
La presión arterial elevada, también conocida como hipertensión, es un factor de riesgo conocido para las enfermedades cardíacas, los problemas renales y las apoplejías. Sin embargo, también incrementa el riesgo de pérdida del cabello en hombres y mujeres. Es importante tomar medidas para revertir o al menos controlar la presión arterial elevada. Consulte con su médico si tiene presión arterial elevada.
Una dieta deficiente puede tener como resultado una mala nutrición y una reducción en la absorción de vitaminas y minerales, lo que puede contribuir a la pérdida prematura del cabello. Concentrarnos en una dieta equilibrada es crucial para garantizar el consumo adecuado de vitaminas y minerales. También puede considerar tomar un suplemento multivitamínicosi su dieta no es óptima.
Tomada frecuentemente para ayudar con la pérdida prematura de cabello y el crecimiento deficiente de las uñas, la biotina pertenece a la clase de las vitaminas B. Aunque he visto que algunos pacientes se beneficiaron, algunos estudios sugieren que la evidencia no es definitiva. No obstante, un estudio de 2016 en el International Journal of Trichology demostró que el 38 por ciento de las mujeres que padecían pérdida del cabello tenían una deficiencia de biotina.
Los suplementos de colágeno contienen una amplia variedad de aminoácidos necesarios para el crecimiento del cabello, así como la salud de la piel, los tendones y los huesos. Son una buena opción para quienes deseen asegurarse de estar incorporando una cantidad adecuada de aminoácidos. Dosis sugerida: según las indicaciones de la etiqueta.
Las mujeres menores de 50 años corren más riesgo de sufrir una deficiencia de hierro en comparación con los hombres. No obstante, ambos pueden verse afectados, especialmente si la pérdida de hierro es resultado de problemas en el sistema digestivo. De acuerdo con un estudio en Skin Physiology and Pharmacology, los niveles bajos de hierro también incrementan el riesgo de pérdida de cabello rutinaria. Es importante que su médico evalúe la causa de una deficiencia de hierro y, después de tomar esta determinación, debe considerarse la suplementación con hierro. Tomar hierro con vitamina C ayuda a incrementar la absorción. Consulte con su médico antes de tomarlo.
Casi cuatro de cada cinco personas en todo el mundo, incluidos mis propios pacientes en el soleado sur de California, presentan deficiencia de vitamina D. Los niveles bajos de vitamina D se han asociado con un aumento en el riesgo de numerosas afecciones de salud, desde huesos débiles y dolores musculares hasta diversos tipos de cáncer. No es ninguna sorpresa que los niveles saludables de vitamina D en la sangre también sean importantes para la salud de la piel y el cabello. Los estudios han demostrado que los niveles bajos de vitamina C están asociados con un incremento en el riesgo de alopecia areata y que la suplementación puede reducir la severidad una vez que se presenta, de acuerdo con un estudio publicado en Clinical and Experimental Medicine.
De acuerdo con un estudio publicado en 2013 en Journal Of Drugs in Dermatology, deben medirse los niveles de zinc en las personas con pérdida de cabello rutinaria debido al efluvio telógeno, la causa más frecuente de pérdida del cabello. Si los niveles son bajos, debe considerarse la posibilidad de utilizar un suplemento multivitamínicoo un suplemento de zinc separado.
Los ácidos grasos Omega 3 también pueden resultad beneficiosos, de acuerdo con estudios. Un estudio de 2015 publicado en Journal of Cosmetic Dermatology llegó a la conclusión de que los ácidos grasos esenciales tienen un rol importante en la prevención de la pérdida del cabello. Los estudios con animales han llegado a conclusiones similares.
La rhodiola y la ashwagandha son dos adaptógenos comunes que también pueden ser útiles. Los adaptógenos ayudan al cuerpo equilibrando las hormonas en momentos de estrés. Se cree que este es el mecanismo mediante el cual ayudan a prevenir la pérdida del cabello.
La lavanda, probablemente uno de los aceites esenciales más famosos y reconocidos, y su aceite, son utilizados desde hace miles de años por culturas de todo el mundo. Su primer uso registrado fue entre los griegos y romanos. Este popular aceite esencial tiene muchos beneficios terapéuticos Cuando se lo aplica de forma tópica sobre el cuero cabelludo, puede propiciar el crecimiento del cabello.
Un estudio de 2014 publicado en Toxicological Research demostró que cuando se aplica menta de forma tópica, puede ayudar con el crecimiento del cabello. Se necesitan más estudios.
Un estudio de 2015 comparó al romero con el fármaco minoxidil (Rogain), aprobado por la FDA. Los resultados fueron similares: el romero demostró una mejora en el crecimiento del cabello, igual que el fármaco, con la aplicación tópica en el cuero cabelludo. Sin embargo se necesitaron seis meses para ver crecimiento, así que se necesita paciencia.
Referencias:
