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Por Dr. Eric Madrid, doctor en medicina
Puede que no se dé cuenta pero todos los días usted se encuentra expuesto a toxinas como el arsénico, el plomo, el mercurio y el cadmio.
Según un estudio de 2017, “La persistente contaminación por metales pesados representa una gran amenaza para todas las formas de vida en el medio ambiente debido a sus efectos tóxicos”. Durante los últimos 100 años, estos metales pesados y otras toxinas han sido utilizados industrialmente y se han introducido en el agua y en el suministro de alimentos, en el aire e incluso en el ambiente de nuestros hogares. Una vez ingeridos, los metales pesados se acumulan en nuestros tejidos y órganos donde pueden ocasionar problemas de salud.
Todas las personas tienen algún grado de metales pesados en el cuerpo. No hay manera de evitarlos por completo. Sin embargo, podemos tratar de reducir la exposición y aumentar la eliminación a través de la dieta, la nutrición y las opciones de estilo de vida.
Hace más de 100 años, el cáncer era poco frecuente en Estados Unidos, Rusia, Japón y China. Sin embargo, el cáncer es ahora una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Existe evidencia de que la exposición a metales pesados tiene que ver con el aumento de la incidencia de cáncer, como en el caso del arsénico y el cáncer de vejiga, de acuerdo con un estudio realizado en 2006. El aumento de exposición a metales pesados es un problema creciente también en África, según un estudio de 2013.
A principios del siglo XX, el 3 por ciento de la población de Estados Unidos padecía cáncer. Para 1950, el 20 por ciento de la población estadounidense había desarrollado cáncer. En el año 2000, el 38 por ciento de la población tenía cáncer. Los médicos pronostican que para el año 2020, 1 de cada 2 personas será diagnosticado con cáncer potencialmente mortal en algún momento de su vida.
Aunque muchos gobiernos pueden trabajar para minimizar la exposición con normas ambientales y regulaciones de contaminación más estrictas, debemos hacer todo lo posible no solo para evitar la exposición a metales pesados, sino también para optimizar los mecanismos naturales de limpieza de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo tiene una habilidad innata para desintoxicarse.
Los síntomas por la exposición a metales pesados varían de pocos a ningún síntoma a síntomas moderados o algunas veces severos. Todos nosotros estamos expuestos a los metales pesados, y el objetivo debe ser el de identificarlos, minimizarlos y eliminarlos de nuestro cuerpo con una estrategia bien pensada.
Los síntomas de la exposición aguda o crónica pueden incluir, pero no se limitan a:
De acuerdo con el Dr. Joseph Pizzorno en su libro de 2017 The Toxin Solution, "La persona común se enfrenta a un flujo constante de gasolina y productos químicos [más metales pesados] provenientes de toxinas, de alimentos cargados de productos químicos, pintura, tinta de imprenta, productos ignífugos, refrigerantes y acabados para pisos de madera, así como de prendas de vestir tratadas con Scotchgard…”. Hay poco que podamos hacer para evitarlo por completo.
Ser conscientes de los alimentos que metemos en nuestro cuerpo y en los ambientes en los que pasamos nuestro tiempo es el primer paso. Es crucial tomar todas las precauciones posibles para reducir o evitar la exposición. Se ha dicho que la diferencia entre un veneno y un medicamento es simplemente la dosis. Esto también es cierto para los productos químicos no medicinales a los que estamos expuestos. Aunque no es posible evitarlo al 100 %, reducir la dosis de exposición puede ayudar a optimizar su salud.
Se utiliza con frecuencia en la producción de plaguicidas. Según un informe de Johns Hopkins, las fuentes de contaminación más frecuentes son el agua potable, los cigarrillos y los alimentos como el pollo de producción comercial. A medida que se acumulan los niveles en el cuerpo, el arsénico está relacionado con problemas de salud, como un mayor riesgo de diabetes, fatiga, dolores de cabeza, dolores musculares, malestares intestinales, trastornos mentales, franjas blancas en las uñas (mees’ líneas) e irritación de la piel. En casos severos, también puede conducir a envenenamiento celular y muerte.
El plomo es un metal pesado. La palabra en latín es plumbum, y de ahí proviene la palabra plomero. Aquellos que trabajan en la industria del plomo, la industria de las pilas, con soldaduras y como soldadores tienen un mayor riesgo de exposición. Tengo un paciente que era un tirador de competencia y que solía hacer sus propias balas. Cuando medimos sus niveles de plomo en sangre, estaban elevados. Otras fuentes de exposición incluyen tuberías de plomo, tierra y agua contaminada. En Flint, Michigan, el plomo en el suministro público de agua es un gran problema que plantea problemas de salud para la comunidad.
Desde 1920 hasta 1990, muchos países del mundo utilizaron gasolina que contenía plomo. Para 2011, la mayoría de los países prohibieron la adición de plomo al petróleo.. En Estados Unidos, las estructuras con pintura anterior a 1978 contienen plomo. Los niños que viven en hogares de ancianos tienen un mayor riesgo de exposición.
Cuando los niños están expuestos, su desarrollo mental y físico puede verse afectado según los estudios. Los niveles elevados de plomo en la sangre están asociados con un Cociente de Inteligencia (CI) reducido. Los efectos tóxicos incluyen neuropatía, problemas de memoria, enfermedad renal, alto riesgo de cáncer y problemas con la sangre, como la anemia.
El mercurio es omnipresente en el ambiente. Los niveles elevados de mercurio en la sangre pueden causar o contribuir a síntomas neurológicos tales como pérdida de memoria o temblores leves Además, puede aumentar el riesgo de enfermedad renal crónica, presión arterial elevada, enfermedad cardíaca y más.
El consumo regular de pescado con alto contenido de mercurio también es problemático Estos incluyen caballa, tiburón, pez espada, atún rojo y marlín. Los peces con bajo contenido de mercurio son el bagre, la platija, el salmón, la trucha, el arenque y las sardinas, y son una mejor opción, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños.
También, muchas personas tienen “ restauraciones de plata” en la boca. Muchos de estos están hechos de una amalgama de mercurio y plata. Sin embargo, el mercurio puede ser liberado en el sistema sanguíneo en la forma de “desgasificación”. Para remover los rellenos de mercurio, consulte a un dentista que se especialice en remover rellenos de mercurio. Si no se hace correctamente, la extracción también podrá exponerlo a una alta cantidad de mercurio, que puede ser muy peligroso.
El cadmio es un metal pesado, común en los artículos domésticos, como las baterías. Aquellos que trabajan en la industria de las baterías, hacen electrochapado o se encuentran cerca de lámparas de vapor, tienen un mayor riesgo de exposición. Los fumadores de tabaco también inhalan cadmio con cada cigarrillo que fuman. Los niveles elevados aumentan el riesgo de osteopenia, osteoporosis y enfermedades pulmonares y renales. Una exposición aguda está asociada con dolores de cabeza, náuseas, vómitos, calambres abdominales y diarrea. También puede asociarse con problemas respiratorios y acumulación de líquido en los pulmones.
Otros metales pesados que pueden causar problemas de salud son las formas tóxicas del aluminio y del cromo (no confundir con la forma beneficiosa del picolinato de cromo).
Si está preocupado por la exposición a metales pesados, consulte a su médico. Se pueden realizar análisis de sangre, de orina y, a veces de pelo para comprobar si se tienen niveles preocupantes de metales pesados en su organismo.
Hay algunas cosas que se pueden hacer para purificar el cuerpo y ayudar a eliminar los metales pesados y las toxinas. Entre estas se encuentran:
El ayuno es una de las formas más eficientes y económicas para ayudar a desintoxicar el cuerpo. El simple hecho de abstenerse de consumir alimentos o productos alimenticios durante un período de tiempo específico permite que el cuerpo elimine las sustancias no deseadas.
Comer frutas y verduras orgánicas y carne de ave y de res sin hormonas, alimentada con pastos (lo mejor que le sea posible) es importante para evitar la exposición a sustancias químicas. No consuma pescado con niveles elevados de mercurio más de una vez por semana.
Evite los alimentos procesados y los alimentos con azúcar en exceso. Evite los edulcorantes artificiales y el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, ya que ambos ejercen una sobrecarga adicional sobre el metabolismo y las vías de desintoxicación de su cuerpo.
Nuestros intestinos son la vía principal por donde entran las toxinas en nuestro cuerpo. Las personas con problemas intestinales, como el síndrome del intestino irritable, la diarrea crónica, el estreñimiento, la distensión, etc., suelen tener una afección llamada síndrome de intestino que gotea, lo que provoca problemas de absorción. Una barrera intestinal deficiente ocasiona un aumento en la absorción de químicos y toxinas de metales pesados. Podemos optimizar la salud intestinal con probióticos y prebióticos. Asimismo, evitar los alimentos comunes desencadenantes como el trigo, los lácteos o el maíz puede ser útil para algunas personas. Consumir porciones generosas de frutas y verduras también puede ser beneficioso.
La función del hígado es eliminar los metales pesados y otras toxinas de nuestra sangre. Nuestro hígado lleva a cabo numerosas reacciones químicas para desintoxicar la sangre. Ciertos nutrientes son necesarios para que esto ocurra. Limite o evite el consumo de alcohol cuando intente desintoxicarse.
Los riñones son responsables de filtrar la sangre y, en el proceso, eliminan metales pesados, toxinas y desechos metabólicos. De acuerdo con investigaciones realizadas, los siguientes 15 alimentos y suplementos pueden ser útiles para restaurar una función renal óptima y ayudar a facilitar la desintoxicación.
Referencias:
